La lista de productos de Amazon en internet parece interminable y aún así continúa creciendo. Por algo se ha ganado el apodo de “la tienda de todo”.
Y sin embargo, un brazo menos conocido de esta misma compañía ofrece bienes menos tangibles pero quizás más importantes para el futuro de la empresa. Y hasta para el tuyo.
Amazon Web Services (AWS) tiene un perfil público mucho más bajo que su hermana, la tienda en línea, pero ya alcanza las vidas de mucha gente a través de sus más de un millón de clientes.
Desde titanes del mundo tecnológico, como Spotify, Dropbox, Netflix, Pinterest y Airbnb, hasta marcas establecidas como General Electric, Samsung, el Banco Australiano de la Mancomunidad de Naciones o la propia BBC.
Una larga lista de organizaciones y empresas están recurriendo a la firma estadounidense para que gestione todos o parte de sus servicios web.
AWS es popular también entre los gobiernos que quieren reducir sus gastos informáticos. Hasta la CIA se ha convertido recientemente en uno de sus clientes.
Sus productos varían desde herramientas para el almacenamiento y el análisis de datos, hasta servicios de código y de capacidad informática necesaria para ofrecer productos “en la nube”.
Muchas de las funciones que parecen pertenecerle a las aplicaciones de nuestro teléfono inteligente, como la capacidad de transmitir video, de sincronizar datos entre distintos dispositivos o de recibir notificaciones, las llevan a cabo con frecuencia los centros de datos de AWS.
Creada en 2006, entre el millón de clientes que tiene hoy en día se encuentran más de 600 agencias gubernamentales de todo el mundo.
AWS tiene el 27% del mercado global de la infraestructura para la nube como servicio.
Le sigue Microsoft con un 10% e IBM con un 7%, según un estudio de Synergie Research.
AWS tiene servidores en ocho países, distribuidos en 28 zonas. Cada zona tiene entre uno y seis centros de datos.
Y según Amazon, cada centro de datos tiene entre 50.000 y 80.000 servidores.
Amazon fue una empresa pionera en el concepto de ofrecer infraestructura para la nube como un servicio, después de darse cuenta de los progresos que iban haciendo sus propios empleados mientras trabajaban en proyectos internos.
Entonces pensó que además de usar las herramientas que iba desarrollando para cubrir sus propios intereses también podía cobrarle a otros por acceder al uso de las mismas.
Los primeros clientes de AWS se inscribieron sólo para probar los productos tras bambalinas, pero el éxito que alcanzaron varias compañías emergentes que se atrevieron a usarlos para prestarles servicios al público hicieron que AWS se volviera una opción atractiva para las empresas convencionales.
“Hay una posibilidad muy real de que con el correr del tiempo AWS se vuelva el principial negocio de Amazon”, le dijo a la BBC Andy Jassy, jefe de la división de AWS.
“Va a tomar tiempo, pero es una estimación bastante significativa considerando que nuestro negocio de ventas online genera unos US$70.000 millones al año”.
Pero esta división de Amazon enfrenta desafíos.
Sus rivales Microsoft, IBM y Google tienen plataformas de crowdcomputing o colaboración informática más pequeñas pero que están creciendo aparentemente a un ritmo más acelerado.
Algunos expertos creen que el factor que quizás esté frenando un poco el crecimiento de AWS sean las dudas que sobre la madurez de su tecnología, particularmente para la gestión de servicios críticos.
Tanto Amazon como otros proveedores de servicios de informática en la nube sugieren que el hecho de que dispongan de muchos centros de datos hace que, incluso si hubiera un problema en uno, los clientes no tienen por qué experimentar ninguna interrupción.
Aún así, AWS ha sufrido fallas en sus servicios, así como la plataforma Azure de Microsoft.
“Como cliente has de esperar que algunos de los servicios van a fallar periódicamente, pero eso también pasa hoy en los centros de datos de las empresas”, comentó James Staten, analista de la consultora sobre tecnología Forrester.
Centralizar todos los servicios informáticos con una sóla compañía puede parecer un paso radical.
Pero según Andy Jassy hay un precedente.
“Hace 150 años muchas empresas tenías su propia red eléctrica en sus instalaciones, no parecía ser algo raro”, dijo el director de AWS.
“Pero con la llegada del tendido eléctrico nacional, los números eran tales que eso ya no tenía sentido”, explicó.
“Eso mismo está pasando con la computación: tradicionalemtne las compañías tenían sus propios centros de datos”, añadió.
“Nosotros creemos que con el paso del tiempo, igual que ocurrió con el cuadro eléctrico, relativamente pocas compañías tendrán sus propios centros de datos. Toda esa computación se va a mover a la nube”, estimó.
Staten, de Forrester, concuerda en que ese tipo de computación puede ahorrarle costos a las empresas.
Además, es muy práctico para los desarrolladores informáticos saber que “hay tantos servicios listos para usar. No tienes que crearlos, sólo conectarte a ellos y la aplicación está lista”.
Pero que una compañía te encomiende sus propios secretos corporativos involucra un elevado nivel de confianza.
Amazon insiste en que utiliza un sistema de encriptación que le impide ver los archivos guardados en sus computadoras.
Además, dice que ninguno de sus empleados tiene acceso al centro físico de datos y al software utilizado para operarlo.
También asegura que mantienen en secreto la ubicación exacta de sus centros de datos y que sólo la revelan cuando es necesario.
Por otra parte, en cada centro Amazon tiene una máquina especial que desmagnetiza los discos duros en desuso y los destruye para evitar el riesgo de que alguien pueda recuperar esa información.